La computación en la nube puede ser vista como la creación de un centro de recursos donde los servidores virtuales proporcionan almacenamiento de datos y capacidad de proceso a los usuarios finales sin que estos tengan que hacer grandes desembolsos iniciales y con una rápida puesta en marcha.
Cuando las empresas se enfrentan a decisiones respecto a su infraestructura tecnológica, no deben evaluar únicamente el coste inicial de la compra de los equipos, sino también el gasto que implica el mantenimiento, soporte y actualización de toda la infraestructura, especialmente en empresas que esperan un rápido crecimiento.
En algunos casos el problema viene cuando tenemos que mantener una estructura sobredimensionada, la cual hemos necesitado por un pico de demanda o unas previsiones erróneas y que ahora tenemos sin uso. En este caso la escalabilidad de la nube (hacia arriba o hacia abajo) siempre juega a nuestro favor.
Otra ventaja son las diferentes formas de contratar los servicios, que proporcionan una flexibilidad adicional. En el caso de Almazena, tenemos un producto como el VPS que ya viene con unos recursos equilibrados y que se pueden aumentar o dismunir en bloque o podemos optar por un Data Center Cloud, donde somos nosotros los que en cada momento decidimos que recurso individual queremos modificar.
Aunque las ventajas de la nube son evidentes, existe un problema para las empresas que ya tienen una infraestructura «on premise» ya funcionando y esta es el proceso de migración. Es aconsejable dejarse asesorar por expertos durante esta tarea y sobre todo evaluar los costes de migración, que en un momento determinado pueden aconsejar esperar a la renovación de equipos o planificar un traslado por fases.
Otro detalle importante a la hora de migrar, son las aplicaciones que están funcionando en los servidores físicos. Tenemos que evaluar su funcionamiento en sistemas virtualizados, cual se adapta mejor a las características del software y que opciones tenemos.
Siempre es difícil tomar decisiones cuando los escenarios son complejos, pero en general, convertir inversiones en gastos variables es siempre una buena decisión a la hora de planificar nuestros próximos proyectos tecnológicos y por supuesto, siempre puede contar con el asesoramiento de Almazena para cualquiera de ellos.